Dedicamos horas a decorar nuestro hogar para sentirnos bien en él. Y a veces logramos el resultado deseado y otras no. Pasa el tiempo, nosotros cambiamos y las modas también lo hacen y entonces observamos el hogar que un día creamos y sentimos que no nos hace sentir bien. Movemos muebles, cambiamos complementos, el color de las paredes, y volvemos a crear ese ambiente que se adapta a nosotros, en el que nos sentimos bien.
Nos gusta llegar a nuestro hogar tras el trabajo e incluso tras unas vacaciones. Porque ahí es donde nos sentimos a gusto. La limpieza de la casa,aunque pesada, sabemos que es necesaria para que esa decoración luzca, para que nos sintamos bien y relajados. Y esa limpieza implica un trabajo, un mantenimiento y lo hacemos o pagamos para que lo hagan por nosotros.
Ese mantenimiento, limpieza, redecoración de nuestro hogar es también el que tendríamos que hacer de nosotros mismos, de nuestro mundo interior. Porque en la vida nos suceden cosas que nos hacen cambiar, amistades que aparecen y otras que desaparecen, cambios de residencia, y un largo etcétera que requieren unos cambios y redecoración de nuestro mundo interior para adaptarlo a nuestra nueva existencia.
Dedícate a tí de la misma manera que lo haces a tu mundo exterior.